International, Spagnolo

Consumo de carne y cambio climático: alimentación sostenible con el medio ambiente.

Actualmente el cambio climático es uno de los mayores retos a los que se enfrenta la humanidad. Cada año se emiten toneladas de gases de efecto invernadero a la atmósfera provenientes de la actividad humana. Hay sectores muy poco sostenibles como la industria textil y, entre otros, la industria alimentaria, de la que hablaremos en este articulo.

Dentro de la industria alimentaria podemos destacar diferentes tipos de productos, los de origen vegetal y los de origen animal. Dentro de los productos de origen animal hay distintos sectores como el sector de lácteos, huevos y la industria cárnica. Es esta última una de las mayores contribuyentes al cambio climático.

La industria cárnica está en el punto de mira debido al uso extensivo de la tierra, cada año se talan hectáreas de selva y bosque para dedicarlo a cultivos destinados a alimentación animal y para ganado. Este hecho se puede apreciar muy bien en la selva amazónica, Brasil es uno de los principales exportadores mundiales de carne de vacuno. Cada año se pierden hectáreas de selva para dedicarlas a ganado vacuno o a plantaciones de soja para el ganado. Se calcula que casi el 50% de las tierras fértiles del planeta ya están siendo utilizadas para agricultura y ganadería.

Uno de los mayores problemas a los que se enfrenta la industria cárnica es la cantidad de gases de efecto invernadero que emite. Aunque en cantidad supone un 60% del total de la industria alimentaria, el problema está en el tipo de gases que se emiten. El metano es uno de los gases que más se libera, éste tiene un potencial de calentamiento hasta 80 veces mayor que el del dióxido de carbono en un plazo de 20 años. Para conocer la dimensión del problema, hay que tener en cuenta que una vaca sola produce 100 kg de metano al año.

Sabiendo estos datos, la pregunta es: ¿Qué se puede hacer para llevar una alimentación más sostenible? Actualmente han surgido nuevos tipos de dieta como el flexitarianismo, que consiste en seguir una dieta vegetariana, comiendo carne en determinadas ocasiones. También se puede sustituir la carne por otro tipo de carne menos contaminante, como puede ser el caso de la carne blanca (pollo y pavo).

Se ha visto que reduciendo el consumo de carne o sustituyéndola por otras fuentes de proteína se puede llegar a rebajar la cantidad de emisiones en un 50%. La huella de carbono y la cantidad de tierra fértil requerida para la producción de alimentos de origen vegetal es mucho menor que la de la carne, en concreto, la de la carne de ternera.

Hay una diferencia sustancial entre tipos de carne ya que la carne de vacuno emite hasta 60 kg de CO2 por kg de producto, mientras que para la carne de ave esta cantidad es 10 veces menor. Si comparamos la carne de vacuno con la huella de carbono de los productos de origen vegetal, ésta es hasta 30-40 veces menor. La mayor parte de las emisiones proviene de la utilización del suelo y del mantenimiento del ganado.

Es por este motivo que si estás preocupado por el cambio climático y te gustaría llevar una alimentación más sostenible, el primer alimento que tiene que desaparecer o verse reducido es la carne, en especial la de ternera. Un pequeño cambio en los hábitos alimenticios puede suponer un respiro para el planeta, e incluso una mejora en la salud y en el bienestar personal ya que el consumo excesivo de carne puede ser perjudicial para la salud humana, pero este tema será tratado más adelante.

Escrito por Sara García Sánchez – Graduada en Biología, especializada en alimentación.

Mensaje al lector: El contenido recogido en este blog es de carácter meramente informativo. No se pretende sustituir la labor de los profesionales sanitarios y de asesoramiento científico.

Messaggio al lettore: Ogni informazione presente in questo blog è puramente a scopo informativo. Non si intende in nessun modo sostituire figure professionali in campo medico e di consulenza.

International, Spagnolo

Corteza de “tepezcohuite”

Corteza de “tepescohuite” (Mimosa tenuiflora): farmacología, toxicología y etnobotánica

Surgió un gran interés por las propiedades medicinales de la corteza del “tepescohuite”, Mimosa tenuiflora, por el uso de su polvo contra heridas y quemaduras cutáneas durante varias calamidades ocurridas en México en la década de los años de 1980 y de varios programas de televisión. Debido a esta popularidad, instituciones de investigación empezaron a indagar sobre los metabolitos y los compuestos activos que presenta la corteza con el fin de validar o no, de manera científica, el uso de este remedio tradicional y su eventual efectividad que presenta, así como los posibles efectos secundarios que pudiera tener. Actualmente, existen en el mercado muchos productos medicinales y cosméticos que contienen varios tipos de extractos de la corteza de Mimosa tenuiflora; no obstante, su uso es empírico y popular, por lo que dichas instituciones han llevado a cabo diversas investigaciones enfocadas principalmente a los aspectos farmacológicos y citotóxicos de esta especie, así como al conocimiento de los constituyentes químicos de la corteza, única parte de la planta que se utiliza en el tratamiento contra heridas y quemaduras. El objetivo de este trabajo es determinar los usos actuales e históricos del “tepescohuite”. Se recopiló, además, información sobre la farmacología y toxicidad de la corteza (que representa la parte utilizada de la planta), con el fin de justificar o no su uso. Para conocer sus usos, se realizó una revisión bibliográfica, así como entrevistas a dueños durante las visitas a sus tiendas naturistas.

Ph by Francesco Di Ludovico

Nomenclatura

Mimosa tenuiflora (Willd.) Poiret, forma parte de la familia botánica Fabaceae/Papilionaceae/Leguminosae–Mimosaceae subfam. Mimosoideae, sección Habbasia y pertenece a la serie Leiocarpae Benth. del orden Rosales y del género Mimosa por presentar las flores arregladas en espigas y el fruto dividido en artejos. Nombres comunes. En México, M. tenuiflora ha recibido varios nombres comunes: “tepescohuite” o “tepezcohuite” (Miranda), “tepescahuite” (Standley; Miranda), y “tepesquehuite”, dado frecuentemente en Oaxaca. Cabrera brinda la etimología del término “tepescohuite”: “tepetl”, cerro; “s”, eufónica; “cuahuitl”, árbol: es decir, “árbol del cerro”. No obstante, desde 1987 se hizo popular en el país el nombre de “árbol de la piel”, que de acuerdo con Genis proviene del náhuatl “tepexohuitztli”; sin embargo, Corzo (Sánchez–León) proporciona otra etimología náhuatl, “tepus–cuahuitl”, que significa “tepustli”, hierro o metal y “cuahuitl”, árbol: es decir, “árbol de hierro o metal”, aludiendo a la dureza de su madera. Distribución. Originario de México,en Oaxaca y Chiapas el árbol de M. tenuiflora se establece en selvas bajas caducifólias y subcaducifolias, en bosques de pino y de pino–encino, en encinares y entre el bosque de pino y de pino–encino con la selva mediana. Es además presente en la América del Sur.

Usos

Se revisaron lo siguientes textos: el Manuscrito de Martín de la Cruz (“Códice Badiano”, 1552), la “Historia de las plantas de la Nueva España” de Francisco Hernández (siglo XVI), el “Códice Florentino” de Fray Bernardino de Sahagún (siglo XVI), “Las plantas medicinales de México” de Martínez M. (1969), “Medicina prehispánica de México” de Viesca Treviño C. (1986), la Guía México desconocido (volúmenes “Plantas medicinales” 2001, y “Qué curan las plantas” 1997), “Plantas medicinales de México” de Linares E. Bye R. y Flores B. (1999), “La medicina tradicional en México” de Anzures y Bolaños M. (1976), “Plantas medicinales prehispánicas” en Arqueología mexicana n. 39 (1999), textos y publicaciones de Lozoya X., “Textos de medicina náhuatl” de López Austin A. (1984), “Plantas medicinales de Chiapas” de Olivas Sánchez; diversas publicaciones de sociedades e instituciones científicas, cuyo resumen básico se encontró en Camargo–Ricalde S.L. (2000), y la importante fuente del “Herbario medicinal del IMSS” (1994) de Aguilar A. A la revisión bibliográfica no se encontraron referencias o antecedentes históricos sobre su uso medicinal por grupos indígenas prehispánicos e inclusive por aquellos autóctonos actuales. El único antecedente del uso medicinal de esta planta es la referencia en la etiqueta de un ejemplar botánico del estado de Chiapas que se encuentra depositado en el Herbario Nacional (MEXU), en la que señala “la cáscara se hace polvo que seca heridas” (Camargo–Ricalde 2000). Por medio de entrevistas directas con gerentes de tiendas naturistas de México, se registran varios usos regionales actuales de M. tenuiflora (véase el Cuadro), en particular para resolver quemaduras, heridas, acné, hipercromias cutáneas y trastornos dermatológicos parecidos. De estos usos algunos ya habían sido señalados por Sánchez–León y básicamente reunido posteriormente por Camargo–Ricalde; sin embargo, hay que mencionar que los usos populares del “tepescohuite” se conocen de manera tradicional reciente en los grupos “mestizos” contemporáneos y, a partir de medianos de los ’80 del siglo pasado, se han redescubierto, comercializado y difundido a nivel mundial. A conclusión de las entrevistas, se refiere que se utiliza regionalmente como fuente de madera para combustible y postes para cercas; mientras que en medicina popular, bajo forma de polvo, infusión o extracto a partir de la corteza, se usa externamente para resolver quemaduras y heridas y también contra hipercromías cutáneas, dermatosis y acné, e internamente para la úlcera péptica. Se comercializan diversos cosméticos hechos a base de estos productos: champúes, cremas, pomadas, talco y jabones.

Farmacología y toxicidad:

Los resultados obtenidos por los diferentes grupos de investigación no son concluyentes. El tipo de producto, de los diferentes extractos, su dosificación y el tipo de modelo biológico en experimentación, determinan y afectan los resultados. La corteza de M. tenuiflora presenta una gran abundancia de taninos, glicosidos como saponinas triterpenoides (mimonósidos), alcaloides del indol (triptaminas), glucosa, xilosa, rhamnosa, arabinosa, lupeol, flavonoides metoxichalconas (kukulkanos), lípidos como fitoesteroles, sitoesteroles, esteroles glucósidos de campesterol y estigmasterol y daucosterol, gomas, fibras, ácido tánico, cristales de oxalato de calcio y de almidón. Anton et al. señalan que es ya conocido que las fibras vegetales, el almidón, las saponinas triterpenoides y los taninos condensados, pueden mejorar el tratamiento contra quemaduras y para la regeneración de la piel. En los últimos años, otros Autores sugieren que el extracto de la corteza posee tal actividad eudérmica debido a la acción endotelio–protectiva, antiflogística, antimicrobiána y antioxidante por sinergismo de los compuestos aislados, pero con bajas evidencias; mientras otros (Palacios) evidencian que no hay diferencia estadísticamente significativa entre los resultados de la actividad del polvo de la corteza y el placebo sobre quemaduras experimentales, además de ser hepatotóxica (por la presencia de ácidos tánicos). Las investigaciones farmacológicas y citotoxicológicas hechas hasta ahora demuestran que esta especie presenta una serie de compuestos antibacterianos y cicatrizantes, pero también otros que podrían ser perjudiciales para la salud.

Concluyendo

Después de una serie de calamidades ocurridas en México durante la década de 1980, se popularizó el uso de la corteza del “tepescohuite” contra heridas y quemaduras de la piel. El objetivo de este trabajo fue determinar sus usos actuales e históricos mediante investigación bibliográfica y entrevistas a tiendas naturistas de México; y se recopiló información sobre la farmacología y toxicidad de la corteza, con el fin de justificar o no su uso. La identidad taxonómica de esta planta se determina como Mimosa tenuiflora (Willd.) Poiret (Fabaceae–Mimosoideae). Originaria de México (estados de Oaxaca y Chiapas), se localiza también en toda América del Sur. En México se establece en selvas bajas, matorrales xerófilos o espinosos, en bosques de Pinus y de PinusQuercus. Arbol espinoso, de aproximadamente 8 m de alto con las hojas alternas o compuestas de 20 a 40 hojuelas lineares y oblongas, flores blancas pequeñas, en densas espigas largas de 5 a 8 cm. y frutos en forma de vainas oblongas de 7 cm. de ancho, florece y fructifica de noviembre a junio, y tiene una corteza rugosa, de color café rojizo a grisácea, de textura fibrosa de 0.5–1.5 mm. de grosor, olor y sabor resinoso y astringente, con gran cantidad de taninos. La madera presenta elementos de vaso extremadamente cortos con puntuaciones areoladas alternas y placa de perforación simple, parénquima axial vasicéntrico y en bandas confluentes, rayos uniseriados, extremadamente bajos y finos, y fibras libriformes muy cortas. Además de taninos, la corteza contiene glicosidos como saponinas triterpenoides (mimonósidos), alcaloides del indol (triptaminas), lípidos, fitoesteroles, sitoesteroles, esteroles glucósidos de campesterol y estigmasterol y daucosterol, glucosa, xilosa, rhamnosa, arabinosa, lupeol, flavonoides metoxichalconas (kukulkanos), gomas, fibras, ácido tánico. A la revisión bibliográfica no se encontraron referencias o antecedentes históricos sobre su uso medicinal por grupos indígenas prehispánicos e inclusive por aquellos autóctonos actuales. Los usos populares del “tepescohuite” se conocen de manera tradicional reciente en los grupos mestizos contemporáneos, y, a partir de mediano de los ’80 del siglo pasado, se han redescubierto, comercializado y difundido mundialmente. Por medio de entrevistas, se refiere que regionalmente se utiliza como fuente de madera para combustible y postes para cercas; mientras que en medicina popular se usa, bajo forma de polvo, infusión o extracto a partir de la corteza, para resolver heridas y quemaduras de la piel, hipercromias cutáneas, dermatosis, acné y, por uso interno, para la úlcera péptica; además, bajo tales productos, se comercializan diversos cosméticos como champúes, cremas, pomadas y jabones. Si bien se ha establecido que su uso medicinal no tiene un origen prehispánico, debemos indicar que esta especie forma parte de la medicina popular de México siendo generalmente empleada contra padecimientos dermatológicos. Además, su potencial medicinal ha sido validado a partir del análisis farmacológico y citotóxico de su corteza (Lozoya et al.;Meckes–Lozoya et al.; Villarreal et al.; Jiang et al.;Heinrich et al.;Anton et al.): las actividades antibiótica y cicatrizante de la planta son confirmadas experimentalmente y convalidarían el uso en afecciones cutáneas, aunque otros estudios afirman la ineficacia de la misma (Palacios) o bien la acción tóxica de unos de sus aislados compuestos (Cruces et al.).

CUADRO

ProductosUsos regionales en México
infusión con polvo de corteza   Para lavar heridas, se mezcla la corteza con agua y se deja hervir hasta quedar muy concentrada; se puede utilizar remojando vendas o trapos para utilizarlos como compresas o apósitos en heridas superficiales de la piel y en caso de excoriaciones de la boca, paladar, encías etc., ya que pueden hacerse gárgaras o “buches”. Se puede utilizar en heridas superficiales de la piel o en quemaduras. Contra quemaduras leves, afecciones de la piel, manchas, hongos y herpes.
talco con polvo de corteza  Contra quemaduras de segundo y tercer grado, se menciona que suprime rápidamente el dolor y cicatriza sin dejar huella. Sin embargo, se ha observado que en quemaduras muy severas (tercer grado) el polvo se humedece al contacto directo con los tejidos dañados y el suero, formando una cubierta negra impermeable, debido a que la corteza contiene gomas, cristales y taninos. Esta cubierta impide la oxigenación y, por tanto, la cicatrización de quemaduras profundas.
jabón con polvo de corteza   Contra todo tipo de dermatosis, acné, manchas, arrugas y estrías del embarazo.
cremas con polvo de corteza   Contra alergias, eccemas, cicatrices y como tónico capilar.
cápsulas con polvo de corteza   Contra hiperacidez, gastritis, úlcera péptica, colitis, hemorroides y migraña.
champú con polvo de corteza   Para todo tipo de cabello, fortalece el cuero cabelludo, evita la caspa y la caída del cabello.

Autores: Francesco Di Ludovico- Médico cirujano y homeópata experto en fitoterapia, homotoxicología y medicina integrada , Jorge Armando Santiago Santiago – Odontólogo

Bibliografia.

Aguilar, A. 1994. Herbario medicinal del Instituito Mexicano del Seguro Social, IMSS, México.

Anton, R., Jiang Y. et al. 1993. Pharmacognosy of Mimosa tenuiflora (Willd.) Poiret. J. Ethnopharmacol. 38: 153-157.

Anzures y Bolaños, M. 1976. La medicina tradicional en México: proceso histórico, sincretismo y conflictos. UNAM, México.

Arqueología mexicana 1999 Vol. VII n.39. Plantas medicinales prehispánicas.

Camargo-Ricalde, S.L.2000.Descripción, distribución, anatomía, composición química y usos de Mimosa tenuiflora (Fabaceae-Mimosoideae) en México. Rev. Biol. Trop. 2000 Dec;48(4):939-54.

Cruces, M.P., Pimentel, P.E. 1991. Efecto mutagénico del tepezcohuite (Mimosa tenuiflora) en Drosophila melanogaster. Memorias III Congreso Nacional de la Asociación Mexicana de Mutagénesis, Carconogénesis y Teratogénesis Ambiental. Metepec, Puebla, México.

De la Cruz, M. 1552. Libellus de medicinalibus indorum herbis. (Codex Badiano) Manuscrito 1552, Versión española. Instituto Mexicano del Seguro Social. 1964. México.

Díaz, J.L. 1976. Monografías Científicas I: índice y sinonimia de las plantas medicinales de México. Instituto Mexicano para el Estudio de las Plantas Medicinales, A. C. México.

Díaz, J.L. 1977. Monografías Científicas II: usos de las plantas medicinales de México. Instituto Mexicano para el estudio de las Plantas Medicinales, A. C., México.

Dominguez, X. A., S. García, H. J. Williams, C. Ortíz, A. I. Scott & J. H. Reibenspies. 1989. Kukulkanins A and B, new chalcones from Mimosa tenuiflora. J. Nat. Prod. 52: 864-867.

Genis, M.E. 1987. El árbol de la piel. Información Científica y Tecnológica 135: 12-14.

Grether, R. 1988. Nota sobre la identidad del tepescohuite en México. Bol. Soc. Bot. México 48: 151-152.

Grether, R. 1997. Revisión taxonómica del género Mimosa (Leguminosae) en Mesoamérica. Tesis de Doctorado. Facultad de Ciencias, Universidad Nacional Autónoma de México, México.

Guía México desconocido 2001, edición especial. Plantas medicinales.

Guía México desconocido 1997, n.34. Qué curan las plantas.

Heinrich, M., Kuhnt, M. et al. 1992. Parasitological and microbiological evaluation of mixe indian medicinal plants (Mexico). J. Ethnopharmacol. 36: 81-85.

Hernández, F. Historia de las plantas de la Nueva España. Edición 1943, Tomo 2, México.

Jiang, Y., et al. 1991a. Triterpenoid glycosides from the bark of Mimosa tenuifolia. Phytochemystry 30: 2357-2360.

Jiang, Y. et al. 1991b. Structure of a new saponin from the bark of Mimosa tenuiflora. J. Nat. Prod. 54: 1247-1253.

Jiang, L. et al. 1992. Effects of saponins from Mimosa tenuiflora on lymphoma cells and lymphocytes. Phytoter. Res. 6: 310-313.

Landaverde, R. 1989. Observaciones ecológicas y usos de Mimosa tenuiflora Willd. en la zona sur de Honduras. Secretaría de Recursos Nat. (Honduras). Progr. Marcala-Goascoran. Subregión Goascoran. Subprogr. Bosque. Goascorán, Valle, Mimeo.

Linares, E., Bye, R., Flores B. 1999. Plantas medicinales de México. UNAM. México.

López Austin, A. 1984. Textos de medicina náhuatl. UNAM. México.

Lot, A., Chiang, F. (edd.). 1986. Manual de herbario. Administración y manejo de colecciones, técnicas de recolección y preparación de ejemplares botánicos. Consejo Nacional de la Flora de México, A. C.

Lozoya, X. 1998. La Herbolaria en México. Conaculta. México.

Lozoya, X. 1990. Los señores de las plantas. Pangea. México.

Lozoya, X. 1988. El Tepescohuite: charlatanería y veracidad. Información Científica y Tecnológica 139: 9-11.

Lozoya, X. et al. 1989. Experimental evaluation of Mimosa tenuiflora (Willd.) Poiret (tepescohuite) I. Screening of the antimicrobial properties of bark extracts. Arch. Invest. Méd. (Méx.). 1: 87-93.

Lozoya, X. et al. 1995. Survival of cultured plant cells grafted into the subcutaneous tissue of rats (preliminary report). Arch. Med. Res. 1: 85-89.

Martínez, M. 1969. Las plantas medicinales de México. Fondo de Cultura Económica. México.

Meckes-Lozoya, M.X., González, J.L. 1990a. Propiedades farmacológicas in vitro de algunos extractos de Mimosa tenuiflora (tepescohuite). Arch. Invest. Méd. (Méx.). 21: 163-169.

Meckes-Lozoya, M., Lozoya, X., et al. 1990b. Efecto producido por la fracción de alcaloides de Mimosa tenuiflora (tepescohuite) sobre el reflejo peristáltico del íleon del cobayo. Arch. Invest. Méd. (Méx.). 21: 171-174.

Meckes-Lozoya, M., Lozoya, X. et al. 1990c. n, n-dimetiltriptamina alcaloide de la corteza de Mimosa tenuiflora (tepescohuite). Arch. Invest. Méd. (Méx.). 21: 175-177.

Miranda, F., Hernández-Xolocotzi, E.. 1963. Los tipos de vegetación de México y su clasificación. Bol. Soc. Bot. México 28: 29-179.

Miranda, F. 1976. La vegetación de Chiapas. 1a y 2a partes. Gobierno del Estado de Chiapas, México Parte 1, 265 p. y Parte 2

Nolasco, R., Landaverde, R.. 1988. Diagnóstico del sistema agroforestal tradicional maíz-maicillo-carbón negro (Mimosa tenuiflora). Secretaría de Recursos Naturales. Programa Marcala-Goascorán (Margoas). Tegucigalpa, Honduras, Mimeo

Palacios C. 1991. Cicatricial, antibacterial and antimycotic effects of tepescohuite in experimental animals. Rev. invest. Clin;43(3):205-10

Robinson, B.L. 1898. I. Revision of the North American and Mexican species of Mimosa. Proc. Amer. Acad. Arts. Sci. 33: 305-331.

Rzedowski, J. 1978. Vegetación de México. Limusa. México

Sahagún, Fray Bernardino de–, Códice Florentino. Vol. III. Libros Décimo y Undécimo: fo. 97-114 y 139-178. Ed. 1979, Secretaría de Gobernación, México.

Sánchez-León, V. 1987. Plantas de Chiapas, sus usos, valores e importancia: el tepescohuite. Yashté. Inst. Historia Natural, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México

Standley, P.C. 1922. Mimosa. In Trees and shrubs of Mexico. Contr. U. S. Natl. Herb. 23: 321-366.

Viesca Treviño, C.1986. Medicina prehispánica de México. El conocimiento de los Nahua. Panorama. México.

Villarreal, M.L. et al. 1991. Effects of Mimosa tenuiflora bark extracts on W138 and KB human cells in culture. Arch. Invest. Méd. (Méx.). 22: 163-169.

Villarreal, M.L. et al. 1993. Studies on Mimosa tenuiflora callus culture, interaction of kinetin and 2,4 dichlorophenoxyacetic acid in initiation and growth. Biotechnology Letters 15: 721-726.

Messaggio al lettore: Ogni informazione presente in questo blog è puramente a scopo informativo.
Non si intende in nessun modo sostituire figure professionali in campo medico e di consulenza.

International, Spagnolo

Evolución humana y salud: cómo poblaciones de África, Asia y América se han adaptado a la malaria

Bien es sabido que regiones del mundo como África, Asia y Latinoamérica se caracterizan por tener una alta presencia del mosquito transmisor de la malaria, enfermedad provocada por el género Plasmodium. Es una enfermedad bastante común, a la que estas poblaciones han debido adaptarse.

Para empezar vamos a conocer más sobre la enfermedad. Es provocada por un parásito eucariota llamado Plasmodium, éste sigue un ciclo de vida, que incluye un vector (el mosquito Anopheles), donde se reproduce sexualmente y un huésped (el ser humano), donde se reproduce asexualmente.

Tras la picadura del mosquito el parásito pasa a la sangre. Se transportan hasta el hígado donde se multiplica, teniendo lugar una primera parte del ciclo asexual. En esta etapa el parásito puede reinfectar a los hepatocitos o volver al torrente sanguíneo e infectar a los eritrocitos. En los eritrocitos el parásito se alimenta del contenido proteico, este proceso acaba con la rotura del eritrocito. 

Los síntomas comienzan tras unos 10-15 días desde la picadura del mosquito. La malaria es una enfermedad altamente mortal si no se diagnostica a tiempo, especialmente la causada por la especie P. falciparum, que si no se trata en 24 horas puede convertirse en una enfermedad grave y conducir a la muerte. Se calcula que al año mueren unas 500.000 personas por esta enfermedad.

Sin embargo, hay poblaciones que están desarrollando adaptaciones para convertir a la malaria en una enfermedad menos letal. Se ha visto que hay una prevalencia del grupo sanguíneo 0 en regiones como África, lugar donde la malaria es común. Las personas del grupo sanguíneo 0 están más protegidas contra la malaria grave, mientras que las personas del grupo A son más propensas a padecer una versión grave de la enfermedad y morir.

Se ha visto que la proteína RIFIN juega un papel importante. El parásito secreta esta proteína que se dirige a la superficie de la célula sanguínea actuando como pegamento. Esta proteína se une fuertemente a las células del grupo sanguíneo A, mientras que lo hace débilmente en las células del grupo sanguíneo 0.

Éste podría ser un claro ejemplo de adaptación humana, puesto que en estas áreas geográficas los individuos con grupo sanguíneo 0 habrían resistido mejor la enfermedad, mientras que los individuos con grupo A no habrían sobrevivido, aplicándose así un tipo de selección natural. Esto hace que la prevalencia del grupo 0 cada vez sea mayor, hasta convertirse en el grupo sanguíneo dominante.

Escrito por Sara García Sánchez – Graduada en Biología, especializada en alimentación.

Mensaje al lector: El contenido recogido en este blog es de carácter meramente informativo. No se pretende sustituir la labor de los profesionales sanitarios y de asesoramiento científico.

Messaggio al lettore: Ogni informazione presente in questo blog è puramente a scopo informativo. Non si intende in nessun modo sostituire figure professionali in campo medico e di consulenza.

International, Spagnolo

Evolución humana, piel y vitamina D

Cuando echamos un vistazo a los diferentes países del mundo según su latitud, vemos que el color de piel varía, de tonos más blancos en el norte a tonos más oscuros en el sur. 

Analizando el clima la respuesta está clara, mientras menos horas de sol y más frío, el color de la piel es más claro; y al contrario, mientras más horas de sol y más calor, la piel es más oscura. Esto se debe a un proceso evolutivo que ha tenido lugar durante millones de años, haciendo que el ser humano se adapte a las condiciones climáticas.

Hay dos presiones selectivas que han hecho que lleguemos a tener esta variedad de tonalidades. La primera, la necesidad de protegerse de los rayos ultravioleta; la segunda, la necesidad de producir vitamina D. 

La primera es bastante evidente, dado que la melanina de la piel es necesaria para protegerse de los efectos dañinos de la radiación ultravioleta. Todos conocemos los efectos nocivos de la sobreexposición al sol. Es por eso que en regiones con muchas horas de sol, como África, la región del sudeste asiático, India o Latinoamérica; la población tiene una tez más oscura. La melanina hace de barrera protectora, ya que sin ésta el cuerpo estaría expuesto a muchos peligros, como el cáncer de piel.

La segunda presión selectiva no es tan conocida como la primera, ya que todo el mundo sabe que el sol en exceso es dañino y tenemos que protegernos. Sin embargo, la producción de vitamina D a través de la piel es más desconocida. Esta síntesis es crucial, ya que pocos alimentos contienen la suficiente cantidad de vitamina D para satisfacer las necesidades del organismo. Por este motivo, en las regiones del norte el objetivo no es protegerse del sol, sino tener la mínima cantidad de melanina para aprovechar las pocas horas de luz y poder sintetizar vitamina D.

Photo by Pixabay on Pexels.com

Cuando nos exponemos al sol, los rayos ultravioleta penetran en las células de la epidermis, donde se encuentra un precursor de la vitamina D, el 7-dehidrocolesterol. Éste se activa con la energía que proporcionan los rayos del sol y se convierte en vitamina D3. Esta vitamina D3 pasa al hígado, donde toma moléculas de oxígeno e hidrógeno convirtiéndose en la 25-hidroxivitamina D. Finalmente este precursor pasa al riñón donde se convierte en vitamina D activada.

Esta vitamina es un nutriente esencial para el organismo, ya que es de vital importancia para el desarrollo de los huesos en la infancia. Entre sus principales funciones están controlar la absorción del calcio y del fósforo en el intestino delgado.

La carencia de vitamina D puede producir enfermedades como el raquitismo, una dolencia que afecta al desarrollo infantil. Hay un rasgo muy característico de esta enfermedad, las piernas arqueadas en los niños. También se caracteriza porque hay una reducción de la fertilidad en las mujeres.

En la edad adulta la carencia de vitamina D afecta a la mineralización de los huesos, provocando más riesgo de fracturas y osteoporosis. El déficit severo conduce a serios problemas como la osteomalacia, que consiste en un reblandecimiento de los huesos. Se da principalmente en personas de la tercera edad, cuando envejecemos los requerimientos de vitamina D aumentan. 

Por estos motivos nuestra piel está adaptada a las condiciones climáticas del lugar. Es por eso que cuando salimos de nuestra zona sufrimos desajustes, por ejemplo, cuando un individuo que vive en latitudes ecuatoriales se va a vivir a latitudes más australes, necesita tomar suplementos medicinales para llegar a la dosis diaria de vitamina D que necesita. 

Sin embargo, hay zonas en las que tienen una piel muy adaptable, como en los países mediterráneos. En esta área geográfica hay muy poca luz en invierno, ya que son noches largas y días cortos con temperaturas muy frías, mientras que en los veranos el periodo diurno es muy largo y hay una gran exposición a los rayos ultravioleta. La selección natural es sabia, y ha hecho que la piel en estas áreas geográficas sea muy plástica, pudiendo perder mucha melanina en invierno y así conseguir la vitamina D que se necesita y adquiriendo una tonalidad oscura en verano para poder protegerse de la radiación. 

El color de la piel tiene un motivo y es uno de los ejemplos más claros en la evolución humana. La selección natural es sabia y sabe buscar soluciones a las presiones a las que la naturaleza nos somete. Sea para protegerse del sol o para obtener vitamina D, hemos ido evolucionando adaptándonos a los cambios, los individuos mejor adaptados han sobrevivido, mientras que aquellos que no estaban adaptados no han podido seguir adelante. Son estos cambios los que nos han hecho llegar a la especie que somos hoy, y gracias a esta adaptación hemos llegado a la diversidad que tenemos hoy en día.

Escrito por Sara García Sánchez – Graduada en Biología, especializada en alimentación.

Mensaje al lector: El contenido recogido en este blog es de carácter meramente informativo. No se pretende sustituir la labor de los profesionales sanitarios y de asesoramiento científico.

Messaggio al lettore: Ogni informazione presente in questo blog è puramente a scopo informativo. Non si intende in nessun modo sostituire figure professionali in campo medico e di consulenza.